sábado, 14 de diciembre de 2013

VOSOTROS SOIS LA SAL DE LA TIERRA



 Pero si la sal se desvaneciere,  ¿con qué será salada?  No sirve más para nada,  sino para ser echada fuera y hollada por los hombres” Mateo 5:13.
   La sal bien conocida de la vida diaria ¿Por qué la usa el Señor Jesucristo para describir el carácter de  Sus seguidores? La sal era un cuadro de juicio.  La esposa de Lot fue juzgada por Dios.  Se convirtió en una estatua de sal a causa de su desobediencia.  Cada uno de nosotros debemos juzgarnos antes que Dios tenga que hacerlo 1ª Cor. 11:31,32.
La sal era una parte importante de los sacrificios del A.T. Levítico 2:12,13. 
   La sal también se vincula con un pacto.  Se refiere al pacto perpetuo de sal delante del Señor.  En las tierras de la Biblia un pacto o acuerdo era sellado por ambas parte saboreando juntos la sal 2ª Crónicas 13:5.  Hoy, Jesús hace un pacto con el hombre Lucas 22:20; Hebreos 9:20.
   La sal tiene poder para sanar y limpiar 2ª Reyes 2:19-22; Ezequiel 16:4.  Se la relaciona  para sanar las heridas del alma Isaías 61:1.  Por lo tanto las vidas de los creyentes deben tener una influencia sanadora en las personas 2ª Timoteo 4:1-5. Cuando el Señor venga para llevar a Su pueblo al cielo, el Espíritu Santo partirá junto con la iglesia, este pobre mundo se descompondrá totalmente en lo moral, espiritual y político 2ª Tes. 2:5:12; Mateo 12: 43-45.  Hoy los creyentes deben vivir en una manera sana y limpia en medio de esta corrupción.
    Nuestras vidas y conversaciones deben ser atractivas a los incrédulos, para darles hambre y sed para que conozcan de  Jesucristo personalmente.  Desearan el gozo, la paz y la satisfacción que los creyentes disfrutan Colosenses 4:6.
Pero hay una advertencia también. La sal puede perder su sabor, lo salado.  Algunos creyentes dejan de ser como sal, porque ha perdido su primer amor para Cristo Apocalipsis 2: 4; 3:16.  Los creyentes se apartan del Señor y llegan a ser inútiles para Dios y los hombres.
   El versículo del encabezamiento lo dice para todos los creyentes, los que depositaron su fe en Jesús, se arrepintieron y aceptaron a Jesucristo como su Salvador.  ¿Entonces qué pasará con los que no creen, Los que nunca tienen el sabor de la vida eterna?   Tendrán un juicio Romanos 1:18.





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