“El hombre o la mujer que evocare espíritus
de muertos o se entregare a la adivinación,
ha de morir; serán
apedreados; su sangre será sobre ellos”
(Lev. 20:27).
Dios declara que la adivinación es una mentira y que el hombre ha ideado
esta práctica con el fin de engañar y obtener ganancias (Hechos 16:16-24). Nadie puede
señalar el futuro; solo Dios conoce el destino del ser humano. Por lo tanto, la adivinación siempre será una
restricción (levítico. 19:31).
El
versículo inicial nos muestra la severidad de esta prohibición; como hoy no se
puede apedrear a ningún practicante de este pecado, Dios en su gracia espera
que estas personas se arrepientan o de lo contrario serán juzgadas y lanzadas
al infierno. Leer las cartas, el cigarrillo, el horóscopo y otros medios de
falsa adivinación se han propagado en el mundo para engañar y desviar a todo hombre
de la voluntad de Dios; es más, muchos se creen profetas y dicen que la Biblia
los respalda, desconociendo que eso fue en el pasado, donde si existieron los
verdaderos profetas. La profecía fue
dada por los ángeles, luego por los profetas y por último la dio nuestro Señor
Jesucristo (Hebreos 1: 1,2). En la
Biblia está la profecía más segura; porque es para nuestra salvación y la única
que predice el futuro (2ª Pedro 1:19-21; 2ª Timoteo 3:15,16).
Lector, no se deje engañar de los que dicen tener profecía, ellos
también utilizan la Biblia los cuales son utilizados por el diablo. Muchos son los arrastrados a estas sectas ocultistas, que toman a sus víctimas
para estafarlas o violarlas, diciendo que son iluminados por parte de
Dios. Los que se dejan llevar por estas
predicciones también están en contra de Dios.
No crea en ésta clase de
adivinos, usted ni ellos no entrarán al cielo (Jeremías 27:9; Apocalipsis
21:8). Hoy cambian la palabra de Dios para su provecho, “...las cuales los
indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su
propia perdición (2Pedro 3:16).
Por
toda la práctica anterior, pidamos perdón; aceptemos a Cristo como nuestro
Salvador; porque Él murió para perdonar toda clase de pecados. (Rom 8:1; Heb 10:19,24).
No hay comentarios:
Publicar un comentario