sábado, 14 de diciembre de 2013

¿SOY TRIGO O CIZAÑA?



   “El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero  mientras dormían los hombres,  vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo,  y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto,  entonces apareció también la cizaña. …Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega;  y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña,  y atadla en manojos para quemarla;  pero recoged el trigo en mi granero” Mateo 13: 24-30.

     “Entonces,  despedida la gente,  entró Jesús en la casa;  y acercándose a él sus discípulos,  le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. Respondiendo él,  les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo;  la buena semilla son los hijos del reino,  y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo;  la siega es el fin del siglo;  y los segadores son los ángeles.  De manera que como se arranca la cizaña,  y se quema en el fuego,  así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles,  y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo,  y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego;  allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír,  oiga” Mateo 13: 36-43.

   La historia presenta a la falsa cristiandad al lado de los verdaderos cristianos, hay muchos engañadores.  Hablan de su iglesia y su religión pero son productos de Satanás.  Estarán aquí hasta el fin de la época.  Entonces los verdaderos (el trigo) serán juntados sanos y salvos en el granero de Dios (cielo).  Pero los falsos (cizaña) serán lanzados al fuego.  Estos son resultado del engaño de una enseñanza venenosa. ¡Cuánta falsedad en el mundo! ¿Usted cree que su forma de vida lo lleva a pensar que es buena semilla? ¿O reconoce estar dentro del manojo de la cizaña? ¿Quién es trigo? Todo aquel que muere al pecado,  y por fe cree que Dios  envió a Jesús a morir en la cruz para el perdón de sus pecados.  Se arrepiente y clama perdón, recibiendo a Cristo como su Salvador;  que con sus hechos demostrará que Jesús lo salvó y lo sacó del pecado, de aquel campo de cizaña y que nació de nuevo para estar en el cielo.











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