sábado, 14 de diciembre de 2013

“NO CODICIARÁS LA CASA DE TU PRÓJIMO, NO CODICIARÁS LA MUJER DE TU PRÓJIMO,...NI COSA ALGUNA DE TU PRÓJIMO” 10º mdto. Éxodo 20:17



   La palabra codiciar significa: Desear con ansia las riquezas u otras cosas.  La publicidad explota cada vez más los deseos del hombre para promover la venta de artículos o servicios.  Algunas imágenes impactantes despiertan en nosotros un gran deseo de posesión y nos incitan a hacer cualquier cosa para satisfacerlo.

  Sin embargo Dios, que conoce perfectamente el corazón humano, dice explícitamente en su ley: “No codiciarás”.  Dicho de otra manera, no cultivarás ese sentimiento que te lleva a querer siempre lo que no tienes, cuyas consecuencias son la búsqueda de un materialismo desenfrenado, así como también la incitación a cometer acciones  como el robo o el adulterio. También recomienda: “... no codiciar... Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Romanos 13:9), pero no lo cumplimos. No codiciar es una lucha que empieza en los pensamientos.  ¿Qué es lo que busco? ¿Lecturas, películas, emisiones televisivas, amigos que fomentan la codicia? El verdadero cristiano también corre el peligro de ceder a la codicia. “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias” (Rom.6:12). ¡Velemos! El cristiano posee dos armas para resistir: la lectura  asidua de la Biblia y la oración.  Cuando la tentación se acerque, huyamos, desviemos nuestra mirada a fin de “alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).

   Lector para no vivir más en la práctica del pecado, la fe debe estar fundada en Jesús y su sacrificio; puesto que la Palabra declara que en la sangre derramada de Jesús hay perdón de pecados (Hebreos 9:22). y  así poder cumplir el mandato: “No debáis a nadie nada,  sino el amaros unos a otros;  porque el que ama al prójimo,  ha cumplido la ley (Romanos 13:8).  Qué bueno fuera que deseemos  la palabra de Dios y no otra cosa, pues ella nos hace sabios para la salvación  y  poder  cumplir sus mandatos (2 Timoteo 3:15-17).




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