Hoy las
ciudades se denominan como lugares paradisíacos. Unas llamadas la ciudad Luz, la sucursal del
Cielo, La Puerta de Oro etc., etc.
Muchos se fascinan haciendo viajes y contemplando las grandes ciudades
de renombre con sus monumentos clásicos, muy contentos toman sus propias
fotografías, para luego exhibirlas, si darse cuenta del gran derrote de dinero
utilizado en la idolatría y la vanidad de ellas, las cuales junto con su
esplendor terminará un día ya que quedarán destruidas incluida su historia;
pues estás están cobijadas con el pecado (Apoc. 14:8; 17:1; 19:2; 20:11; 21:1).
Sodoma y
Gomorra estaban saturadas de uno de los grandes pecados y abominables para
Dios, el homosexualismo (Génesis 19:1-16), al igual que las ciudades que hoy
visitamos de quien hacemos alarde de
hacer un gran Tour. Pues la Biblia
afirma que los ciudadanos de estas ciudades antes mencionadas quisieron tomar a
los ángeles visitantes para viólalos, pues su deseo por las mujeres había
terminado; Lot fue sacado a la fuerza, al igual que hoy Dios quiere sacarnos de
este mundo por medio del Evangelio.
Existe una ciudad llamada Jerusalén la Celestial, la cual no se la puede
comparar con las muy nombradas en la tierra; antros de perfidia y
corrupción. La nueva Jerusalén está llena
de gozo, y sin sufrimientos, puesto que el pecado está ausente.
Muy pocos
hemos adquirido el tiquete para ir a esta hermosa ciudad; porque el cielo
estará lleno de personas perdonas, los que
depositamos nuestra fe en Jesús y en su sacrificio de cruz. Dios espera
que el lector también esté listo.
Arrepentirse,
clamar perdón y aceptar a Cristo para nuestra salvación es la clave. Es por
voluntad propia, acompañada con la fe
(Efesios 2:8,9).
Muy pronto el
Señor nos arrebatará de esta tierra llena de
toda clase de personas corrompidas (Gálatas 5:19-21); seres que opinan
que Dios no mira el pecado, y que “la paga del pecado es muerte” (Romanos
6:23). No olvidemos que muchos son los
llamados pocos los escogidos (Mateo 20:16).
Por favor apresúrese a salir de la corrupción de este espantoso mundo.
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