“Engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no
habiendo paz” Ezequiel 13:10. “Tenemos paz para con Dios por medio de nuestro
Señor Jesucristo" Romanos 5:1.
Así
se llama el bar de cierta ciudad. Allí entran y salen personas de todo tipo.
Uno entra y se toma una copa para levantar el ánimo. Otro, que ha destruido su
hogar, va cada día porque no puede dejar el alcohol. Luego sale otro que,
tambaleando, difícilmente alcanza la pared
de en frente. Y como si fuera poco, otro insulta a los que pasan por la
calle. ¡Qué miseria! Pero todo bien, todo bien.
Tristemente el luminoso pero irónico cartel está ahí. Esto es lo que
Satanás también afirma a los hombres: todo va bien. Él hace resplandecer
perspectivas de bienestar, de un mundo mejor. Sin embargo, estos no son más que
discursos engañosos de un enemigo que, para destruir a los hombres, quiere
evitar que miren la realidad tal como es. En cambio Dios siempre dice la verdad
al hombre, su criatura, a quien ama y desea salvar. En la Biblia, no dice que todo va bien; al contrario,
afirma que estamos perdidos y que seremos juzgados. Si no nos atrevemos a ver
la realidad de frente, es porque nos asusta. Sentirnos desarmados ante los
verdaderos problemas no debe conducirnos a callar nuestra conciencia y cerrar
nuestro corazón para no ver el peligro.
Si
la Biblia no duda en decir la verdad sobre el terrible estado del ser humano,
es porque Dios ha aportado un remedio totalmente eficaz que dará al hombre la
verdadera felicidad: Jesús, el Hijo de Dios.
Usted amigo que lee este mensaje también es pecador y necesita el perdón
de sus pecados, arrepiéntase y clame misericordia, acepte a Jesús como su
salvador y salga de ese bar que lo rodea y entréguese por completo al mensaje
del Evangelio. Todos hemos sido engañados, la religión nos ha mentido; somos
católicos, apostólicos, romanos, borrachos y adúlteros camino al infierno. “¿No sabéis que los injustos no
heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los
ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” 1 Corintios
6:9-10. Sin el perdón y el abandono del
mismo pecado, no todo va bien.
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