viernes, 7 de diciembre de 2007

¿QUIEN ES JESUCRISTO PARA TI? (San Mateo 16:13-17)

De Jesús se dice que es un profeta o un hombre de bien que propuso una nueva moral pura y noble. Se le coloca entre aquellos que honraron a la humanidad. Se habla normalmente de su doctrina y de sus milagros. Pero no se trata de esto, Jesús no puede estar dentro de estos conceptos humanos. Quien quiera que usted sea debe tener cuidado; porque el Señor es quien le llama la atención, diciendo:

¿Quién dices que soy yo? ¿Qué soy para ti? ¿Soy realmente Jesús, el Enviado del Padre que vino a revelar su amor? ¿Has hallado en mí a tu Salvador, el que cargó con tus pecados y te liberó del juicio de Dios? ¿Eres Salvo por la sangre que derramé en la cruz? ¿Por fe descansas en que soy tu Redentor? ­­ ¿Haz reconocido que eres un pecador? ¿Qué ya te arrepentiste de tus pecados como aquel hijo prodigo al que mi Padre perdonó? Si no lo haz hecho, ¿Qué esperas? ¡Hazlo ya!, pide perdón te estoy esperando ¿Que te impide? ¡Recíbeme como tu SALVADOR! (San Lucas 15:11-32).

Si usted, ahora que esta vivo, tiene en cuenta lo anterior dicho por el Señor Jesucristo y le da el valor real a su sacrificio para el perdón de sus pecados, se arrepiente y lo acepta como su Salvador, ¡Que privilegio! para que de Él diga:
Es mi Señor, porque él murió por mis pecados y resucitó; a quien le debo respeto y obediencia, quien controlará y gobernará mi vida, Jesús será la persona para quien viviré; cuya voz escucharé en la Biblia, a quien me dirigiré por medio de la oración y diré al mundo que Él es mi Gran Salvador.

LAS VIRTUDES DE LA SANGRE DE CRISTO

En la Biblia, la primera carta a los Corintios 6:9, 10 Dios dice:
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”. Pero en la muerte del Señor Jesucristo hay perdón y vida eterna (Hebreos 9:14).

El problema está en rechazar aquel sacrificio único para la salvación del alma; “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (Hebreos 10:29). Lector, mientras usted viva, tiene toda la oportunidad de arrepentirse y pedir perdón, aceptando a Jesucristo como su salvador; porque ciertamente somos pecadores.

Quienes aceptamos por fe esta verdad, por la sangre de Jesús derramada en la cruz somos:

Perdonados: por siempre de nuestros pecados (Ef. 1:7).
Lavados: sin mancha (Apoc. 1:5).
Rescatados: de Satanás y del mundo (1Pedro 1:18-19).
Hechos cercanos: en comunión con Dios (Efesios 2:13).
Introducidos: al trono de Dios (Hebreos 10:19,22).
Justificados: no hay culpa para el creyente (Rom. 5:9).
Redimidos: de la esclavitud del pecado (Apoc. 5:9).
Limpios: santos para Dios (1ª Juan 1:7)
Comprados: por la deuda del pecado (1ª Cor. 6:20)
Reconciliados: a paz con Dios (Colosenses 1:20)

Por todo lo anterior, en adelante no confiese sus pecados ante ningún hombre,  por medio de Jesucristo diríjase directamente a Dios, solo Él da el  perdón, puesto que la sangre de Jesús fue el precio pagado por nuestra salvación (Juan 14:13; 1ªJuan 1:9; 1ªPedro 1:18,19).

¿CÓMO CAMINÓ EL SEÑOR JESUCRISTO?

La Palabra de Dios nos muestra el camino del Hijo de Dios desde diferentes ángulos.

Caminó sin pecado: “Pilato dijo: inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros”. “El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca, quien cuando le maldecían, no respondía con maldición…” (Mateo 27:24; 1ª de Pedro2:22).
Caminó en humillación y obediencia: “Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz” (Filipenses 2:8).
Caminó sirviendo: “El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45).
Caminó en sufrimiento: “Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puesto de rodillas le hacían reverencia, después de haberle escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le pusieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle”. “…Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos para llevarnos a Dios…” (Marcos 15: 19, 20; 1ª de Pedro 3:18).
Caminó en dependencia de su padre: “No busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya (Juan 5:30; Lucas 22:42)
Caminó con la cruz al calvario: “El cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio” (Juan 19:17-18).
Caminó hacia la gloria “Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios” (Marcos 16:19).

Como usted comprenderá el caminar de Cristo fue perfecto, pero por amor a nosotros murió en la cruz en completa humillación para darnos salvación . Solo Él puede darnos un camino de paz, si por fe nos arrepentimos y aceptamos su obra redentora; ya que nuestro caminar nunca ha sido y será semejante al de Jesús.
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (Hechos 3:19) “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos. Vuélvase a Dios, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Dios” (Isaías 55:7, 8).

CRISTO DESFIGURADO (Isaías 53:2-12)

Solo Cristo fue a la muerte para nuestra salvación,  
  como raíz seca, no hubo parecer en él, ni hermosura;  
  sin atractivo para desearle.
Abandonado, despreciado y desechado entre los 
  hombres, varón de dolores, fue menospreciado,
Llevo ciertamente  nuestros pecados, y sufrió nuestros  
  dolores; fue azotado,   herido de Dios y abatido.
Vino para ser molido por nuestros pecados; el castigo 
  de nuestra paz fue sobre él.
Angustiado él, y afligido, como cordero fue llevado al 
  matadero y como oveja delante de sus trasquiladores,
  enmudeció.
Dolor y angustia tuvo en su vida; fue perseguido.
  Cortado de la tierra, y por la rebelión del hombre fue 
  herido.
Oscuros momentos pasó cuando Dios lo abandonó, y 
  así fue quebrantado sujetándole a tormento.
Resucitó, puso su vida, aunque no pecó, fue contado con los pecadores. Vive en la eternidad.
S A L V A D O R   Calificativo que solo a Jesucristo se le puede dar; porque El en la cruz  murió como sustituto por nuestros pecados.  Contemple a Jesús, mire como fue odiado y desfigurado,  agradecido confiese sus pecados ante Dios y reciba a Cristo como su Salvador.

Lector, no se haga cómplice con los que lo asesinaron, no camine más en el pecado. Arrepentíos y convertíos dice la palabra de Dios. Él  no quiere que usted vaya al infierno de donde no hay regreso.
¡Jesús tiene que ser su Salvador!




SALVACION

El abrumador testimonio de la Biblia es que, la salvación es ofrecida libremente por la gracia de Dios, obtenida por la sangre de Cristo derramada en la cruz, recibida por medio de la fe del hombre que se arrepiente de sus pecados y lo acepta como su Salvador, demostrada por las buenas obras (Efesios 2:8-9; Mateo 26:28; Hebreos 9:22; Lucas 24: 46,47; Juan 1:12; Santiago 2:17; Hebreos 11:6).

EL LENGUAJE DEL CRISTIANO:
CONVICCIÓN DE PECADO: Es tomar conciencia de su culpabilidad ante Dios.
ARREPENTIMIENTO: Cambio de disposición interior con el profundo pesar a causa de los pecados cometidos.
CONFESIÓN: acción mediante la cual alguien reconoce que desobedeció a los mandamientos divinos.
FE: confianza depositada en Jesucristo, el Hijo de Dios, único Salvador, muerto y resucitado para borrar nuestros pecados.
CONVERSIÓN: Cambio de actitud y de dirección de quien se aparta del mal para volverse a Dios y obedecerle.
PERDÓN: Medio por el cual Dios quita los pecados en su gracia (por la sangre que derramó su Hijo Jesucristo).
GRACIA: Favor no merecido que Dios en su amor concede al pecador que se arrepiente.
JUSTIFICACIÓN: Acta jurídica por la cual Dios, el divino Juez, declara justo al pecador que toma a Cristo como su Salvador.
NUEVO NACIMIENTO: Acción creadora de Dios, quien da la vida eterna y hace del hombre un hijo, creado en Cristo Jesús para buenas obras.
SELLO DEL ESPIRITU SANTO: Cumplimiento de la promesa de Jesús que hace habitar su Espíritu en el creyente, poder de una nueva vida, sello que atestigua su pertenencia a Dios.

Amigo lector, si no se identifica con las anteriores indicaciones, diríjase rápido a Dios en oración; arrepentido confiésele sus pecados. El Señor es poderoso para llenar su corazón con amor y establecer así una feliz relación con él. Agradecido por su perdón, lleve este lenguaje donde quiera que vaya.

!JESÚS VUELV E!

(2ª de Pedro 3:9-10 1ª de Tesalonicenses 4:13-18)

Jesucristo prometió que volvería. Ese día todos los que aceptaron su sacrificio en la cruz para el perdón de sus pecados, dejarán la tierra y estarán para siempre con Él. Pero los que hayan rechazado la salvación ofrecida por el Señor, permanecerán en la tierra a la espera de terribles juicios. Como escogieron vivir sin el perdón de Dios, su elección será definitiva para ir al infierno (Juan 3:36).
No nos atrevemos a imaginar la desesperación que entonces se apoderará de quienes se den cuenta del horror de ese veredicto: ¡Demasiado tarde¡ ¡Tarde por toda la eternidad¡ Pero hoy, ¡todavía hay tiempo¡ la Biblia nos dice que si Jesucristo aún no ha venido, es para que cada ser humano tenga tiempo de arrepentirse y creer en el Evangelio.

Dios ha tenido paciencia durante varios milenios, soportando el mal y las injusticias que hacen estragos en el mundo. Hace mucho que podría haberle puesto fin, juzgando definitivamente a todos los seres humanos, pero los ama y quiere que todos sean salvos. Él desea que usted, lector, tenga conciencia de que todo hombre es pecador y que necesita conocer a su Hijo Jesucristo como el único Salvador del mundo.

“OS ROGAMOS EN NOMBRE DE CRISTO: RECONCILIAOS CON DIOS” (2ª de Corintios 5.20). No tarde más. Recibir a Cristo como su salvador es lo más valioso y maravilloso. Así, usted, estaría preparado para su gloriosa venida (1ª. de Tesalonicenses 5:23).
Desde hoy, la espera del retorno de Jesucristo puede ser una feliz esperanza para usted. No lo dude, acepte por fe toda esta hermosa verdad (2ª de Timoteo 4:8; Santiago 5:8).