sábado, 14 de diciembre de 2013

LA GALERÍA DE LOS RETRATOS



“Dios… por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracias sois salvos)” Efesios 2: 4-5.
    Si visitamos un castillo antiguo seguro que veremos, desde la entrada, majestuosos retratos de los propietarios, de personas caritativas o de tal o cual personaje célebre.  Fueron pintados en una época en la que todavía no existían las fotos.    ¡Todos ellos resplandecen con sus mejores ropas y en el marco conforme a su grandeza! A través de sus rasgos, a menudo inflexibles, no vemos si esos personajes fueron felices o no, amables o desagradables.  De todos modos su gloria fue temporal, pues la mayoría fueron olvidados.  Todos murieron, ¿Pero dónde están?
  La Biblia contiene una galería de retratos de personas débiles, humildes y sin grandes apariencias que confiaron en Dios; sus nombres jamás serán olvidados.  Entre ellos están Abel, Noé, Abraham, Sara, Moisés, Rahab, Gedeón, Samuel, David y otros que sufrieron y fueron maltratados.  ¿Eran más santos que otros para figurar en la lista de los que honraron a Dios? No, lo que los hizo merecedores de tal honor fue que cada uno de ellos puso su fe en Dios en medio de la prueba y la dificultad (Hebreos 11).
    Los palacios celestiales no estarán decorados con retratos, sino con seres vivos, la innumerable familia de Dios, todos ellos testigos de su gracia.  Rescatados, perdonados, justificados por la sangre de su Hijo Jesucristo, llevarán vestidos de gloria, todos diferentes, pero todos parecidos a los del Señor.
    En Romanos capítulo 16 está lleno de nombres de personas que sirvieron en el Evangelio de Jesucristo, después de depositar la fe en Cristo y su sacrificio; se los nombrará para contestar en el cielo diciendo: ¡aquí estoy, presente! 
    Lector por favor es urgente que usted crea en Jesucristo, se arrepienta y acepte la salvación ofrecida por él; y así estar listo para contestar a lista. El ejemplo de Juan el Bautista, “vestido de pelo de camello y un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre” Marcos 1:6, nos hace estremecer en comparación a nuestro vivir llenos de títulos, muchos de ellos falsos.




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