“Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres” Romanos 2:16
Ninguno de nosotros soportaría que vecinos y familiares pudiesen conocer
exactamente todo lo que hicimos, dijimos
o pensamos. ¡Qué vergüenza experimentaríamos si todos nuestros miserables
secretos fuesen así revelados! Sin embargo, absolutamente todo lo que pasa en
nosotros, todo lo que expresamos o hacemos, es conocido por Aquel cuya
evaluación debería importarnos más que la de nuestros allegados. Además, un día
tendremos que dar cuenta detalladamente a Dios, “el cual aclarará también lo
oculto de las tinieblas, y manifestará
las intenciones de los corazones; y
entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” 1Cor. 4:5. Los delitos no
juzgados por las autoridades, y quedaron impunes, aún la de los jueces
sobornados; junto con los pecados públicos prohibidos y que ahora ante la
sociedad son normales, como la fornicación, el adulterio, el homosexualismo,
lesbianismo, etc. 1Cor. 6:9-10, serán juzgados por Dios y expuestos para dar
un justo castigo en el día del gran
juicio. También los que decretaron y aprobaron
las leyes, las que se fueron en contra de Dios; nada quedará oculto
Apoc. 20: 11-15. Hoy la tranquilidad que
ofrece la religión de que Dios es amor, lleva al hombre a vivir en toda clase
de pecado y decir que como no hay que
juzgar a nadie, cada día el hombre se corrompe más y más. Lo anterior dicho es un aviso para que el
hombre sin Cristo remedie su pecado, se
arrepienta y acepte a Jesús como su Salvador para no ser juzgado e ir al lago
de fuego que está preparado para los hijos de desobediencia. Para que en
adelante busque una iglesia de sana doctrina; dos o tres Mateo 18:20.
Al
contrario de este concepto la Biblia enseña que los que cometen toda clase de
pecado debe ser juzgado y expulsado de la comunión de cada iglesia Mt.
18:15-19; 1Cor. 5:1-13. Dios también cumple una disciplina 1Corintios 11:
27-32. Hablamos de la verdadera iglesia, no del catolicismo, ya que esta es
parte de las tantas imitaciones Mt. 13: 24-30; 36-43.
Pero
si aquel que ha recibido de veras al Señor Jesucristo y está en el pecado, el Señor lo invita a
volverse a él, como el hijo prodigo Lucas 15:32. No tengamos por inmunda la sangre que Jesús
derramó Hebreos 10:29.
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