“Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder
a Jesús de Nazaret… éste anduvo haciendo bienes y sanado a todos los oprimidos
por el diablo, porque Dios estaba con él.
Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo” Hechos 10:
38-39.
Se
han dicho muchas cosas de Jesús, e incluso se ha discutido su existencia hasta
el punto de considerarla, a veces, como un mito. No se hizo caso de los
testimonios históricos sobre Jesús. Por medio de los evangelios la Biblia
presenta un cuádruple testimonio de Su vida en la tierra. El evangelio de Mateo
presenta a Jesús como Rey, El de Marcos lo presenta como el Siervo de Dios,
Lucas como el Hombre perfecto y Juan afirma de Jesús ser el Hijo de Dios.
El
versículo del encabezamiento presenta a Jesús como aquel que se acercaba a
quienes se encontraban enfermos, para curarlos del pecado. El es el médico divino que libera y salva,
pero para ello es necesario reconocer nuestra indignidad y la necesidad de ser
perdonado Marcos 2: 1-12.
También la Palabra de Dios nos habla del apego al mal que mora en el
corazón del hombre, y que lo excluye de la presencia de Dios. Debido a su naturaleza pervertida, el hombre
está destituido para siempre “de la
gloria de Dios” Romanos 3:23. Pero ahí interviene Jesús; que viene del cielo
para sustituirnos y recibir en nuestro lugar el castigo de Dios debido a
nuestras faltas. Murió por nosotros, pero también resucito y está vivo. Su obra salva aun hoy a todos los que ponen
su confianza en él, y les da una nueva vida, la que nos permite entrar en la
presencia de Dios como hijos Hebreos 12:14.
Lector contemple a Jesús en los evangelios y pídale que haga con usted
lo que ya hizo a tantas personas. El Señor
lo está esperado, para que se arrepienta, clame perdón, y acepte a Jesucristo;
porque Él, solo él, es quien lo libera
de la opresión del diablo, porque es el Salvador del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario