sábado, 14 de diciembre de 2013

VER LA GLORIA DE DIOS


“El Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su majestad,  y hemos oído su voz que salía del fuego.  Hoy hemos visto que un simple mortal puede seguir con vida aunque Dios hable con él”. Deuteronomio 5:24.

 Desde el huerto de Edén Dios dio a conocer muchos elementos de su gloria.  Se reveló como el Dios creador, el Dios todopoderoso, el Dios soberano, justo y santo.  Mostró su bondad y su gracia, y al mismo tiempo su rechazo al pecado.  Esos eran simplemente algunos reflejos de su gloria, porque toda la gloria de Dios aún esta a los ojos de la humanidad. Pero Cristo vino y por medio de sí mismo hizo la purificación de nuestros pecados (Hebreos 1:3), y de este modo nos abrió el camino y tenemos  acceso a Dios.

  Ahora en Cristo vemos no solamente los reflejos de la gloria de Dios, sino el resplandor gloriosos de su propia naturaleza.  Él es Luz y Amor (1ª Juan 4:8; 1:5). Al considerar la Persona de Cristo en la Biblia podemos discernir la gloria moral del hombre perfecto y al mismo tiempo el resplandor de la gloria de Dios su Padre.  Por eso le adoramos y esperamos el momento en que le veremos con nuestros propios ojos, cara a cara “a Jesús,  coronado de gloria y de honra,  a causa del padecimiento de la muerte,  para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos” (Hebreos 2:9).

  Todos hemos sido participantes de recibir la gloria del hombre por cualquier acto que pudimos realizar, esa gloria quedará en nada (Mateo 6: 1, 2, 5, 16); al contrario mostrar la gloria de Jesús por la salvación dada a los hombres tiene validez  “Si alguno habla,  hable conforme a las palabras de Dios;  si alguno ministra,  ministre conforme al poder que Dios da,  para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo,  a quien pertenecen la gloria  y el imperio por los siglos de los siglos”  (1Pedro 4:11).  Lector, al arrepentirse y clamar perdón, Dios lo  perdona; le da  la vida eterna, y así Él lo utilizaría y se glorificaría en usted (Juan 16:13-15). Por favor no tarde más en dar la gloria a Jesús, acepte a Cristo como su salvador.

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