“Si alguno es oidor de la palabra pero no
hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su
rostro natural. Porque él se considera a
sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era”.
Santiago 1: 23-24.
Somos
poco propensos a reconocer nuestro perfil, con pocas cualidades y muchas
imperfecciones, en otras palabras, creemos ser buenos. En la Biblia, encontramos la verdad de lo
que somos, para que nos arrepintamos,
pidamos perdón. Porque si morimos sin el perdón de nuestros pecados, es
grave, ya que el juicio es inminente y allá no hay perdón “Y Dios traerá toda
obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”
Eclesiastés 12:14. No hay nada bueno en
nosotros y a quien le podemos preguntar cómo soy, es a Dios mismo
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si
hay en mí camino de perversidad Y guíame en el camino eterno” Salmo
139:23-24. Él si nos dice lo que somos.
Al
declarar con fe que Cristo murió y clamar perdón por los pecados, somos
juzgados en él, ya que Jesús recibió el juicio
en la cruz del Calvario por nosotros,
Dios ajustició a su Hijo por todos; tan solo quiere que reconozcamos a
Cristo como Salvador. Lo que mira Dios de mí es
mi humillación, entonces soy grato a Él “Sus ojos ven, sus párpados
examinan a los hijos de los hombres” Salmo 11:4; “Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al
cielo, sino que se golpeaba el
pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador” Lucas 18:13.
Quien
cree que solo Dios, es quien se encargo de la purificación de nuestro corazón
enviándonos a su Hijo Jesucristo para que muriese en la cruz y así llevase
nuestros pecados y por medio de él obtener
la salvación, es perdonado; porque
“La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo Pecado” 1 Juan
1:7. Ya no se acordará más de los
pecados, pues los deshizo como una nube Isaías 38:17; 43:25; 44:22 Hebreos 10:
16-18. Así que por medio de Cristo me presento ante Dios Juan 14:6.
No
nos presentemos ante ningún clero; tampoco un representante de ellos puede
perdonar los pecados.
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