miércoles, 27 de agosto de 2008

CRISTO vs. SATANAS

“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15).

Satanás presentó falsamente la orden de Dios en el huerto del Edén. Eva cedió a la tentación, comió del fruto del árbol prohibido y dio a su marido; entonces ellos al instante murieron espiritualmente, quienes fueron expulsados de la presencia de Dios (Génesis 3: 1-14, 23-24). Más tarde murieron también físicamente. Pero ellos fueron redimidos a la manera de Dios (Génesis 3:21).
Esta es la razón por la cual la raza humana sufre toda clase de enfermedad, tristeza, sufrimiento, temor y muerte. Pero lo más terrible de todo esto es que el hombre nace, crece y muere en su pecado. Por esta causa Jesucristo vino a la tierra, para salvar al hombre perdido. Satanás buscó todas las formas para que Jesús también cayera en una de sus tantas tentaciones y no vaya a la cruz; porque allí sería derrotado (Lucas 4: 1 al 13).

La descendencia de Eva que es Cristo (el Mesías) heriría la cabeza del diablo, una herida mortal que significa la derrota total (Juan 16:11). Ésta se llevó a cabo en la cruz, cuando el redentor triunfó finalmente sobre el diablo. Satanás a su vez, heriría el calcañar del Mesías. La herida del calcañar aquí habla de sufrimiento e incluso la muerte física que tuvo que pasar el Señor Jesucristo en la cruz, pero no de una derrota definitiva; porque resucitó de entre los muertos, victorioso sobre el pecado, el infierno y Satanás (Colosenses 2:13 al 15).
El mundo esta dirigido por el diablo, el príncipe de este mundo (Juan 12:31; 14:30; 16:11). La única forma de derrotarlo, es creyendo en el sacrificio de Cristo para el perdón de nuestros pecados. Todo aquel que se arrepiente es perdonado. Deja de pertenecer al reino de Satanás y entra a la familia de Dios para siempre. Si usted no toma a tiempo la decisión de aceptar a Jesucristo como su salvador, su condena es segura y su fin es ser lanzado junto con el diablo al lago de fuego. Pero si lo acepta ayude a otros llevándoles el Evangelio, para poder luchar contra las artimañas de este enemigo (Juan 12:31; 14:30; 16:11; Juan 6:36; Apoc. 20:10; 2ª Tim. 2:24-26).

EL PECADO DE LA IDOLATRIA

El hombre ha dejado de adorar al Creador de todas las cosas, para rendir culto a las criaturas. ¡Qué ignorancia! ¡Qué horrible pecado delante de Dios es la idolatría! (1ª de Corintios 10:14).
En la Biblia, Dios da la orden de no hacer imágenes ya sea en madera, yeso, o metal; no inclinarnos a ellas, tampoco honrarlas (Éxodo 20: 1 al 5). Pero el hombre ha desobedecido este mandato, por lo tanto, todo hombre está destituido de la gloria de Dios; porque ha creado su propio dios y rinde culto a lo que no tiene vida (Romanos 3: 23; 1:25).


La idolatría, es uno de los muchos pecados, que ha hecho que Dios juzgue al mundo para enviarlo al infierno, razón por la cual el ser humano es entregado a toda clase de maldad hasta que llegue el final de su existencia, donde su condenación será fatal (Isaías 44: 9 al 20; Salmos 135: 15 al 18; Romanos 1: 18 al 32).
El hombre se ha encaminado más y más a dar gloria a otras cosas que son parte de este paganismo (1 de Juan 2: 15-16;).
Toda forma pasiva o de euforia para aclamar a su ídolo, sea cantante, deportista, actor, etc. también es idolatría. Dios condena todo aquello que no honra su Nombre. (1ª de corintios 10:31; Santiago 4:4).

Querido lector, tome conciencia que por este hecho usted va camino a la condenación (Proverbios 14:12). No viva más en este error. No se incline ante los ídolos muertos, o mal llamados santos; aún Dios no quiere que hagamos de Él imagen para adorarle o clamarle, tampoco la de su Hijo, mucho menos la cruz debe ser objeto de adoración; porque todo es falsedad que lo conduce a la perdición eterna (1ª de corintios 8:4; 1ª de Pedro 4:3; Apocalipsis 21: 8; 1ª de Corintios 6: 9, 10).


Por fe crea que Cristo murió por sus pecados, al recibirle como su Salvador usted será perdonado, no solo por ser un idolatra, sino por sus muchos otros pecados. Doble sus rodillas directamente ante el Dios vivo que esta en los cielos y en el nombre de Jesús pida perdón, no espere más; porque su condena es inevitable. Tenga presente, que solo aquellos que tenemos a Cristo en nuestro corazón, lavados por su sangre, tendremos la dicha de permanecer eternamente con el Verdadero y único Dios (Efesios 2:8-9; Juan 1:12; Hebreos 9:28; Mateo 6:6; Juan 3:36; Filipenses 2:8,11; Apocalipsis 1:5; Romanos 5:8,9).