sábado, 20 de noviembre de 2010

UN RESCATE EFICAZ

“Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate (porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás), para que viva en adelante para siempre, y nunca vea Corrupción” (Salmo 49:7-9).

“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo” (1ª Timoteo: 5-6).
Un rescate en muchas veces es una suma de dinero exigida para dar la libertad a una persona cautiva. Ahora bien, los pecados que cada uno comete son una ofensa a la santidad divina y constituyen una deuda para con Dios. Su pago está relacionado también a un rescate. Si alguien pretende no haber pecado, quizá piense que no necesita un rescate. Pero la Biblia declara: “Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Al contrario, el que siente el peso de sus pecados no debe procurar conseguir él mismo su rescate, buscando formas que son vanas para salvarse. El primer versículo citado nos quita todas las ilusiones: nosotros mismos no podemos hallar el rescate, ni contar para ello con nuestros hermanos o amigo. Pero el segundo versículo nos tranquiliza: Dios se ocupó de ello, su propio Hijo se dio a sí mismo y la sangre derramada en la cruz del Gólgota basta para borrar enteramente nuestra deuda.
Ahora Dios afirma: “Nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones” (Hebreos 10:17). Si Dios declara que está satisfecho con ese rescate y que éste tiene para él un valor infinito ¿Quién podría decir lo contrario? “Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará?” Cristo (Romanos 8:33-34).
Hoy Dios ofrece su perdón gratuitamente; porque el precio por nuestro rescate fue pagado por Jesús en la cruz, siempre y cuando el pecador se arrepienta y pida perdón aceptando a Cristo como su Salvador. Déjese liberar del diablo, no siga más en esa prisión de oscuridad.

No hay comentarios: