sábado, 20 de noviembre de 2010

CREER Y ACEPTAR

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?” (Hebreos 2:3).

Un renombrado predicador habló sobre el siguiente tema: El hombre sólo puede ser salvo por Jesucristo, apoyándose en el siguiente texto del evangelio: “El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). El predicador habló claramente del Evangelio de la gracia, diciendo: Oh pecador que confías en ti mismo, ¿Cuándo cesará tu ceguera? ¿Cuándo querrás comprender que, a no ser que alguien cargue con tus pecados y apacigüe a tu juez, nunca verás a Dios? Sé bien que esta verdad no es del agrado del oyente, pero ¡qué importa! Si debo escoger entre serle agradable o decirle la verdad, ya está decidido: no se trata de agradarle, sino de salvarle.
Pecador, deja, pues, lo que causa tu miseria, despójate de ese orgullo que te ciega y echa a perder tu sucia vida, Renuncia a tu propia justicia y cree en el Evangelio. No digas que tus pecados son muy pequeños para decir que no necesitas arrepentirte, o decir que son tan grandes que Dios no te pueda perdonar. Uno tiene una sola vida para convertirse; y es una vida corta e incierta. ¿Acaso es poca cosa la salvación de tu alma? ¿Tienes un bien más preciado para salvarte? ¿Eres tan orgulloso que preferirías vivir a tu antojo una corta vida, antes que estar con Dios por la eternidad?
La Escritura dice: “Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado… porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:11-13). Claro está, declarándose pecador y dolido por haber ofendido a Dios, pedimos misericordia para ser perdonado, aceptando que Cristo murió y derramó su sangre para darnos vida eterna. Esto es creer y aceptar, para no depender de la religión o en nuestras propias ideas para ser salvo.

No hay comentarios: