sábado, 20 de noviembre de 2010

EL CAMINO EQUIVOCADO

“Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 16:25).

Un célebre autor escribió: Tenía sólo un horizonte, el de lo absurdo, el camino de ninguna parte…Mi vida es un camino oscuro que lleva a la nada. Este escritor, colmado de honores, convencido de que la vida no lleva a ninguna parte, se suicidó al enterarse que tenía cáncer.
Por el contrario, el autor de los Proverbios, quien había puesto su confianza en Dios, dijo: “La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Proverbios 4:18).
¡Qué contraste entre esas dos apreciaciones de la vida! Uno habla de un camino hundido en la oscuridad y el otro de un sendero iluminado por una luz creciente. ¿Quién tiene razón? ¡Ambos! Porque el hombre sin Dios está sin esperanza, sin objetivo y sin respuesta a sus preguntas: anda a tientas en la oscuridad. Pero el que cree en el sacrificio de Jesucristo dado en la cruz; sabe que fue perdonado. Avanza como la luz del día hacia la casa de Dios su Padre.
¿Cuál es la diferencia entre estos dos caminos? La respuesta es Jesucristo. Si dándole la espalda sigo ciegamente mi propio camino, ése es el camino equivocado, es decir el camino de la perdición que lo lleva al infierno. Pero hoy no es demasiado tarde para escuchar el llamado del Señor y dar media vuelta para ir al cielo: “Os he puesto delante la vida y la muerte…escoge pues la vida” (Deuteronomio 30:19). “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”, dijo Jesús (Juan 14:6).
Amigo lector, haga un alto en ese camino de pecadores; porque siempre hemos ofendido a Dios, arrepiéntase y reciba a Cristo como su Salvador.

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