sábado, 20 de noviembre de 2010

ADULTERAR LA PALABRA

“La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él. Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley. Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera”. (Lucas 16:16-18).
La ley ritual fue valida desde Moisés hasta Juan Bautista. En adelante, lo que era sombra se vuelve realidad en Cristo (Hebreos 10:1-14) “…era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Luc 24:44). Así que los fariseos procuraban entrar a su acomodo, cambiando los mandamientos por tradiciones de hombres “y todos se esfuerzan por entrar en él” como hoy en día (Marcos 7:3-13).

Algunos si creyeron en el evangelio: “… Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas, apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados” (Mar 1:3–5 VBJ). Pero muchos no fueron convertidos. “Decía, pues, a la gente que acudía para ser bautizada por él: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente? Dad, pues, frutos dignos de conversión” (Lucas 3:7-8 VBJ).
El pueblo de Israel debía aceptarlo y estar unido a Cristo, para no violar la ley. Al quitar el mandamiento y colocar la tradición se adulteraba; esto era “Frustrar una tilde de la ley”. Para explicar esto Jesús coloca el ejemplo del matrimonio. Así como el matrimonio es indisoluble, solo la muerte lo puede separar; también la ley no debe ser adulterada. Al aceptar a Cristo como salvador es cumplir la ley del A.T. “Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree” (Romanos 10:4).
Hoy las cartas apostólicas nos hablan acerca del sacrificio que tuvo Cristo en la cruz para el perdón de nuestros pecados; al aceptarlo como salvador, morimos a la ley antigua y quedamos libres para estar unidos a Cristo, y obedecer a sus mandamientos. “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios” (Romanos 7:4). Si usted utiliza otro método para su salvación, estaría falseando la Palabra de Dios; porque la Biblia es la palabra más segura y profética, la cual debemos aceptarla por fe (Efesios 2: 8-9; 2ª de Pedro 1:19-21).

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