sábado, 20 de noviembre de 2010

EL EVANGELIO

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree;... Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:16-17).

La Biblia nos dice que el verdadero problema del hombre es de orden moral; es el de una criatura que rompió la relación con su Creador. Pero la Biblia también nos habla de Jesucristo, el único que puede solucionar este grave problema:
* Él revela a un Dios santo, quien tiene derechos sobre el hombre, aun cuando éste le dio la espalda, que por su desobediencia va rumbo al infierno.
* A aquel que reconoce honestamente su estado de rebelión le propone un medio definitivo y gratuito de reconciliación, solo por la fe en Cristo.
* Jesús es la Verdad. No se puede creer lo que uno quiere; no todo es relativo y no todas las opiniones valen. Jesucristo es la respuesta que satisface al corazón, la conciencia y el sentido común, el trajo las buenas nuevas al derramar su sangre en la cruz por el pecador. “Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Más me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre” (Hebreos 10:4-10)

El Evangelio no tiene la misión de curar al mundo que permanece en rebelión contra Dios, sino que da la salvación al que cree y se arrepiente de sus pecados. Jesucristo vino a buscar y a salvar a los hombres. Pero “Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?” (Romanos 10:16), ¿Usted es uno de ellos?

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