miércoles, 23 de octubre de 2013

EN EL ÚLTIMO MOMENTO

    “Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba,  diciendo: Si tú eres el Cristo,  sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro,  le reprendió,  diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios,  estando en la misma condenación? Nosotros,  a la verdad,  justamente padecemos,  porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos;  mas éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” Lucas 23: 39-43.

   Uno de los ladrones que estaba crucificado junto a Jesús, tuvo el privilegio de salvarse, reconoció su pecado, miró al Salvador dando su vida por él, y lo aceptó.  Sus maldades lo llevaron a la cruz, murió, pero su alma goza en la eternidad. Podemos pensar un momento en el otro ladrón,  ¿qué pasaría con él?  Está en el infierno. Muchos para justificar su pecado dicen que Jesús vino por el más pecador, esto es cierto; pero en el monte calvario encontramos este cuadro en el cual uno de ellos fue al eterno juicio; era un vil pecador que rechazó a Jesús, por más que el otro le reprendió no creyó, tampoco se arrepintió, sino que le maldecía. Si usted es uno de los que quiere contradecir, como el ladrón que se condenó sepa que el infierno le está esperando. ¡Qué verdad tenerle que decir al lector que usted es también un ladrón o en otras palabras es un pecador! Quien escribe este mensaje también lo es, pero, ya está perdonado, reconocí que Jesús se sacrificó por mí, le pedí perdón y su sangre derramada en la cruz me perdonó, lo recibí en mi corazón como mi único y suficiente Salvador.

   Muchos quieren esperar un tiempo más, dicen: cuando esté viejo, después de gozar la vida clamare salvación.  Muchas veces la vida no nos da la oportunidad de hacerlo.  El decir Dios mío, Dios mío, no hay salvación, la Biblia dice que muchos lo nombraron y están condenados Mateo 7:21-23.  El Señor quiere una fe genuina, dando frutos de un verdadero arrepentimiento. 

   Tenga cuidado, con Dios no se juega, quizá hoy tenga la última oportunidad, tal vez mañana sea demasiado tarde.  Al ladrón que fue salvó se le llama el bueno, pero porque encontró la salvación; ninguno es bueno, todos los hombres están destituidos de Dios y es urgente su salvación Romanos 3:23.

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