jueves, 24 de octubre de 2013

EL HUERTO DE EDÉN

En una pequeña isla pérdida del Océano Índico, que tiene un clima de una suavidad excepcional, con un mar rebosante de peces, sin fábricas, y por lo tanto sin contaminación, un turista dijo a una nativa: ¡Su país es el paraíso! A lo cual ella respondió: ¡Se equivoca, para nosotros es más bien el infierno! Otros también aseguran: ¡Aquí es el refugio para toda clase de placeres: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, etc.! Es comprensible, porque debido a la afluencia de turistas, los habitantes cristianos autóctonos perdieron la tranquilidad que tenían.

El paraíso en la tierra ya no existe, pues el hombre está por todos lados con sus malos pensamientos y acciones. Cuando Adán y Eva desobedecieron, Dios tuvo que sacarlos del maravilloso huerto Génesis 3:18-23. Desde entonces fueron sometidos a la enfermedad y a la muerte; “Porque la paga del pecado es muerte…” Pero, sobre todo, el hombre perdió su relación con Dios, es decir, quedó muerto con toda clase de pecado. Sin embargo Dios, que es justo y santo, también amor, ama al pecador, pero condena el pecado, por ello le ofrece más de lo que el hombre había perdido terrenalmente, la vida eterna en el cielo “…mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 6:23.

El huerto de Edén fue cerrado, pero el cielo está abierto. Adán fue expulsado del huerto, pero Jesús, el Salvador, trae luz y vida a los que “habitan en tinieblas y en sobra de muerte” Lucas 1:79; siempre y cuando se arrepientan de sus pecados, clamen perdón y acepten su excepcional sacrificio en la cruz, como la obra sublime digna de salvación.

Jesucristo, el único hombre obediente, perfecto y puro, vino para sufrir la condenación que la humanidad merecía. El Justo murió por los injustos para llevarnos a Dios 1ª Pedro 3:18. ¿Escogeríamos quedarnos para ir al verdadero infierno, o aceptar el cielo, el auténtico Edén celestial donde el pecado no existe? Lector, Cristo lo está esperando ahora en vida, consciente de sus malos actos, acuda a él con un verdadero arrepentimiento; porque después de muerto, no hay nada más que hacer, un juicio le espera.



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