miércoles, 23 de octubre de 2013

AGUA DE LA ROCA Éxodo 17:1-7

     El pueblo de Israel no tenía agua en el desierto y estaba con sed.  Ellos se parecen a las personas del mundo de hoy que están espiritualmente sedientas, que no tienen esperanza de que su sed sea satisfecha.  Dios salvó a los israelitas dándoles agua y hoy él quiere dar el agua de la vida a todo aquel que la necesita. 

      Los israelitas obtuvieron agua de la peña.  Hoy, el agua de la vida está lista para salvar a los pecadores sedientos,  Cristo Jesús. Podemos ser salvos porque él sufrió la ira de su Padre en nuestro lugar (Isaías 53:5).  Dios dijo a Moisés que golpeara la peña para que el agua saliera para satisfacer la sed del pueblo.  Este es un cuadro de Cristo en la cruz, cuando Dios lo juzgó por nuestros pecados.  A causa de su muerte, podemos recibir la vida gratuitamente (Apocalipsis 22:17).

    La peña es una figura de Cristo, nuestra roca, cuando fue golpeada por primera vez (1ª Corintios 10:4).   Por sus heridas, aquellos que creen reciben el perdón de sus pecados para siempre (1 Pedro 2:24). Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos. Con una sola inmolación ha hecho perfecto para siempre a los santificados.  Así que, ya no hay necesidad de otro sacrificio (Hebreos 9: 26, 28; 10:12, 14,10).

    El agua salió de la roca en el desierto porque Dios quiso que fuera golpeada y también fue la voluntad de Dios que Cristo muriera en la cruz.  El agua de la vida es el resultado de la muerte de Cristo.  El agua de la roca también es una figura del Espíritu Santo, que es dado a todos los que creen en Cristo (Efesios 1:13; Juan 7:37-39).  El Señor Jesús dijo que aquellos que tuvieran sed, que vinieran a él y bebieran.  Si creen en él, ríos de agua viva brotarían de ellos, esto es cuando clamamos perdón y aceptamos a Jesús como nuestro Salvador.

     El Señor soportó la ira de Dios en la cruz para que nosotros recibiéramos el agua de vida como un regalo.  El nos salvó del infierno y del lago de fuego.  Jesús dijo: “Tengo Sed”, sed de salvar al mundo (Juan 19:28). Pero ahora, nosotros los creyentes ya no tenemos sed de este mundo.  Lector no tome mas agua de este pozo mundano, ella no calma la sed y es perjudicial, lo lleva a la muerte, a la separación definitiva con Dios.  Jesús es la roca de salvación, tomemos de esa verdad.

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