“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” Mateo 5:4.
No es que tengamos que llorar por las injusticias de este mundo para decir que vamos al cielo por ello; llorar para ser bienaventurado, es vivir las infamias contra los hijos de Dios que llevan su Palabra y son perseguidos por causa de ella (Hebreos 11:37-38; Juan 16:20).
Por supuesto los hombres de este mundo piensan lo contrario. “Repósate, Come, bebe, regocíjate, (Lucas 12:19; Isaías 22:13). Pero el fin de tales hombres es la muerte (Proverbios 14:12). “¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! Porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! Porque lamentaréis y lloraréis” (Luc 6:25). “Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio” (Apocalipsis 18:9).
Salomón escribió que es mejor ir a la casa de luto que ir a una casa donde hay alegría; la tristeza es mejor que la risa (Eclesiastés 7: 2-4). El hombre está en la buena vanidad de la vida y no tiene nada de Cristo, la felicidad los abruma y se jactan de Dios ¡Cuidado con vivir plácido! sin tener en cuenta a Dios y al prójimo.
La profunda tristeza por la incredulidad del hombre Jesús lloró (Juan 11: 35; Lucas 19:41 y Hebreos 5: 7). Es llamado Varón de Dolores, experimentado en quebrantos, fue llevado a una cruz Isaías 53:3.
Dios dice que la felicidad, la bendición, viene a los que lloran por sus pecados; son bienaventurados porque son perdonados (Salmo 51:17). Los necios se burlan del pecado (Proverbios 14:9), pero feliz es aquel que se confiesa y se aparta del pecado (Proverbios 28:13,14). La tristeza trae lágrimas del arrepentimiento (Salmo 119: 136). Jesús no pecó, pero fue perseguido, maltratado, el es bienaventurado, después de su muerte y resurrección, subió al Padre y hoy goza de esa consolación. Sufrir por Cristo es ser bienaventurado.
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