miércoles, 25 de enero de 2012

UN MUNDO SALVAJE

     “Se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia” (Gén. 6:11).
     Desde el primer asesinato de la historia, el de Abel, cometido por su hermano Caín, la violencia caracteriza a la especie humana.  Luego la crucifixión del Señor Jesús es el ejemplo más crudo (Salmo 22:1-18; Mateo 26:47-68).  Cuando Dios destruyó el mundo antiguo por medio del diluvio, la tierra estaba “llena de violencia”.

   Hoy está poblado por la misma raza de hombres detestables, que se odian unos a otros (Tito 3:3).  Todos queremos vivir en armonía, amándonos y ayudándonos unos a otros; pero las pasiones, la ambición, el orgullo y el egoísmo enfrentan una persona con otra, familias contra familias, clases sociales contra clases sociales y naciones contra naciones. La rueda de la violencia no cesa de moverse.  Jesús “El Príncipe de paz” (Isaías 9:6), volverá; apartara a los suyos. En su primera venida vino  como Salvador; en su segunda venida, juzgará las intenciones del corazón del hombre; así que nadie   podrá ocultar nada,  pues aún los elementos de la tierra serán destruidos.

    Jesús lloró por la ingratitud de la gente (Juan 11:35; Lucas19:41; Hebreos 5:7).  Fue perseguido (Juan 3:19-21; 15:18-20). Insultado y burlado (Mateo 26:67; 27:26-31). Si al Hijo de Dios se lo rechazó ¿Cómo podemos decir que este mundo no tendrá un juicio? Ser indiferente a la persona que se entregó por nuestros pecados, es uno de los mayores pecados, pues se  rechaza al dador de la vida.

    La vida de la fauna queda pequeña a la selva de cemento en la que vive el hombre.  ¿Usted ha puesto un grano de arena para solucionar  la desgracia que sufre este mundo? ¿Ha minorado el caos en el que vive su casa? ¿Comparte la palabra de Dios? pues es ella la que lo ayudará a no vivir como lo hace el hombre sin Cristo. Tome a Cristo como su Salvador, él le ayudará a estar en pie, y lo cuidará de este mundo salvaje. 

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