jueves, 5 de noviembre de 2009

OIR LA PALABRA DE JESÚS


“El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna...” Juan 5:24
   Recordemos las palabras del Señor Jesús citadas en el encabezamiento, y muchas otras: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna” (Juan 6:47); y a propósito de sus ovejas: “Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.  Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:28-29).
  ¿Qué se deduce de estos pasajes? Que alguien que oyó y creyó en el Señor Jesús ha nacido de Dios, del Espíritu Santo (Juan 1:13, 3:6), por lo tanto nunca será condenado ni perecerá.  La certeza de tener la vida eterna resulta de la enseñanza de la Palabra de Dios.

 El apóstol Pablo nos dice: “Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”   (Colosenses 3:3-4).     Todo aquel que toma el sacrificio de Jesús, debe estar seguro de su salvación. Puesto que fue aquel que llevó nuestros pecados en su cuerpo y resucitó.  Ahora está en el cielo y nosotros estamos unidos a Él como sus “miembros cada uno en particular” (1ª Cor. 12:27). Cristo, ¿Dejaría perecer a uno de sus miembros? Nunca, y sepa  querido lector, que usted tampoco perecerá, si hoy se reconoce pecador, se arrepiente de sus pecados, pide perdón y con fe acepta a Jesús como su Salvador; para que en adelante  divulgue que Cristo murió por sus pecados, que pertenece a  Jesucristo; demostrando con buenos frutos: el haber oído y creído a su palabra (Romanos 10: 9-15; Mateo 12:33).

   “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27). “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna” (1ª de Juan 5:13).

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